¿Hay posibilidad de aspirar a la destrucción del sistema capitalista sin identificar la forma misma de su esencia?
Es interesante observar cómo a través de las llamadas identity politics (en oposición a la interseccionalidad y referencia a la jerarquización/personalización de las opresiones o "luchas parciales" del modelo liberal) se apela a la responsabilidad individual de sus subyugantes: "¡deconstrúyete! ¡revisa tus privilegios!". Lo explicaba Josefina L. Martínez en "Feminismo, interseccionalidad y marxismo": algo que en absoluto sería aplicable a la explotación de clase: esperar a que los propietarios de los medios de producción y demás capitalistas tomen conciencia mediante la autorreflexión sobre el propio privilegio.
Lejos de hacer una lectura reduccionista y otorgarle la exclusividad de lo legítimo a la lucha de clases, deberíamos ser capaces de considerar desde qué punto queremos partir, pues sabemos que el fin de toda subordinación requiere la destrucción de los sistemas políticos y económicos del capitalismo y del imperialismo, pero el marco en donde lo colectivo se disocia de la problemática añadida de la particularidad se hace pantanoso en tanto que se plantea como una dicotomía y no como simbiosis imprescindible para construir el común habitable. En una sociedad apartada del contexto capitalista se verían abolidas las clases y, por lo tanto, la discriminación clasista, pero podrían seguir produciéndose la sexista, la racista o la homófoba entre otras, pues no nacen de la consecuencia directa del modelo económico.
En una sociedad apartada del contexto capitalista se verían abolidas las clases y, por lo tanto, la discriminación clasista, pero podrían seguir produciéndose la sexista, la racista o la homófoba entre otras, pues no nacen de la consecuencia directa del modelo económico
Desde ciertos sectores reaccionarios es cada vez más popular insistir en que el movimiento LGTBI+, el feminista, el ecologista etc. están trincados al capitalismo porque éste ha logrado mercantilizarlos parcialmente (siempre en su vertiente más light e inofensiva) o instrumentalizarlos para hacerse un lavado de cara, obviando que es el sistema el que sobrevive de la validación permanente a través de mil máscaras y de parasitar los movimientos proletarios y no al revés, lo que resulta tan escandaloso como afirmar que debemos echarnos a un lado en la lucha antirracista porque Nike se promociona valiéndose de personas negras en un contexto empoderante.
No cometamos el error de ignorar que cualquier reivindicación legítima y necesaria que se populariza en el materialismo que ofrece una sociedad de clases es susceptible de ser absorbida por el interclasismo y, siendo éste factor neutralizador de su potencial revolucionario y anticapitalista, no sólo no debería ponernos a la defensiva con las propias reivindicaciones sino inducirnos a combatir esa apropiación interesada y a disputarla desde la conciencia de clase.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.