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Laura Lecuona: "En el gobierno mexicano no hay una voluntad real de combatir los feminicidios"

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08.05.20

Laura Lecuona: "En el gobierno mexicano no hay una voluntad real de combatir los feminicidios"

  • Mané Sanchez

Laura Lecuona es una filósofa y activista destacada del feminismo. En el universo feminista es reconocida por sus estudios sobre género y su posición, tanto a favor de abolirlo, como en contra de todas las formas que ayudan a que se perpetúe como mecanismo de control sobre las mujeres. Ha manifestado que "abolir el género es la primera condición para terminar con la violencia hacia las mujeres". Conversamos con ella sobre este tema, acerca de la lucha feminista y la situación de la mujer en México.

¿Qué significa abolir el género?   El género, según lo entiende el feminismo, es un sistema que concede a hombres y mujeres diferente valor como personas y en virtud de eso les asigna una distinta jerarquía en la sociedad. Es la dupla feminidad + masculinidad, el equivalente a lo que Kate Millet en Política sexual llama las diferencias atribuidas a los sexos en cuanto a "estatus, rol y temperamento". Los hombres gozan de un estatus más elevado que las mujeres y representan papeles distintos en virtud de unas supuestas capacidades más interesantes y una diferente personalidad. Sin ese sistema de valores y creencias que se nos inculca desde que nacemos y a lo largo de toda la vida, y del que todos somos víctimas y actores a la vez, el machismo la tendría mucho más difícil. Abolir el género significaría terminar con la distinta valoración de hombres y mujeres y acabar con los roles sexuales asociados a ésta, que son el principal sustento del sistema patriarcal. Mientras el género exista, persistirán la cultura del odio a las mujeres y las instituciones patriarcales; por tanto, abolir el género sería la única manera de terminar con éstas.

La opresión de las mujeres no se entiende si resulta que el sexo no existe materialmente. Imposible combatir esa opresión si, como alegan estas posturas negacionistas de la biología, ésta no tiene un sustento material

Muchas feministas, teóricas y activistas, sostienen que este sería el gran logro del feminismo. ¿Por qué?   Porque abolir el género es la primera condición para terminar con la violencia hacia las mujeres, rasgo inherente al patriarcado y que es uno de los problemas más lacerantes de esta sociedad. Es el camino más directo a la sociedad justa, libre de misoginia, con la que sueña toda feminista.

¿Por qué la opinión pública tiende a confundir sexo y género en lo que se refiere a feminismo?

Por muchos años las feministas se referían a la parte más visible de lo que engloba la palabra género como roles sexuales, y creo que es un término muchísimo más claro, al que deberíamos volver, porque de entrada se transparenta que se trata de una actuación y del cumplimiento de unos papeles impuestos, no de un modo de ser. En el idioma inglés, que es de donde nos viene gran parte de la producción teórica sobre estos asuntos, la palabra sex, además de la acepción de "las categorías en las que los seres humanos se dividen sobre la base de sus funciones reproductivas" (o sea, lo que en español siempre hemos llamado sexo), tiene la acepción de "actividad sexual". En algún momento se empezó a usar gender como manera suave de referirse al sexo y para que no hubiera duda de si se hablaba de capacidad reproductiva o de relaciones eróticas. Así como en el español hemos adoptado el anglicismo de "tener sexo" para hablar de la acción que en España coloquialmente se llama follar y en México coger, adoptamos también el eufemismo género para referirnos al sexo, y así en los formularios, en las casillas para señalar si se es hombre o mujer, es común que pongan "género: masculino o femenino". Luego se popularizó una versión simplificada de la teoría queer y la confusión se profundizó, pues para esta ideología el género no es un sistema de opresión en virtud de nuestro sexo y nuestra capacidad reproductiva sino una personalidad. No es un sistema horriblemente violento e injusto que debamos abolir sino una forma de ser que todo mundo debe respetar y celebrar. El feminismo sostiene que el género no es algo dado por naturaleza sino un constructo social que hay que abolir. El cuirismo, que se especializa en apropiarse del discurso feminista para tergiversarlo y contradecirlo, ahora asegura que el sexo es un constructo social. Pero ¿cómo va a ser un constructo social un mecanismo por el que los seres humanos se han reproducido desde antes de que existiera la sociedad, ya no se diga una teoría social? Pero esta postura, que a pesar de ser ostensiblemente falsa está encontrando aceptación y ha llegado a introducirse en leyes de distintas partes del mundo de manera subrepticia, es un atentado contra el feminismo. La opresión de las mujeres no se entiende si resulta que el sexo no existe materialmente. Imposible combatir esa opresión si, como alegan estas posturas negacionistas de la biología, ésta no tiene un sustento material. Yo veo en todo esto un intento deliberado de confundir a la gente; el propósito último es acabar con el feminismo, que es el movimiento más revolucionario que hay, y por tanto el más temido por el statu quo.   El 8M de 2020 en México, las activistas mexicanas convocaron un paro nacional contra la violencia de género e instaron a las mujeres de todo el país a mantenerse al margen de la vida pública y no participar en la economía. ¿Qué repercusión tuvo esta iniciativa?   Yo soy un poco escéptica de esas acciones. Sin duda es positivo que el feminismo sea un movimiento vivo, que se busquen iniciativas, se planteen propuestas y se haga oír nuestra inconformidad, así como que se dialogue y discuta entre feministas; pero más allá de ocupar a los grupos feministas durante las semanas anteriores al 8M, no creo que el paro haya tenido mayores repercusiones. No sólo porque al movimiento le falte una mejor organización y una mayor capacidad de convocatoria sino porque pocas mexicanas pueden darse el lujo de dejar de participar en la economía aunque sea por un día. Además las mujeres que viven violencia masculina en sus hogares corrían el riesgo de que el marido se enojara y se pusiera agresivo si no le daban los servicios a que está acostumbrado. Hubo empresas que deferentemente concedieron el día, y eso puede sonar bien en principio, salvo que así el gesto de rebelión quedaba anulado y se reforzaba la idea romántica del 8 de marzo como fecha para "felicitar a las mujeres por su día". El 9 de marzo la vida volvió a ser igual para casi todas, excepto para las que la jornada haya servido como modo de tomar conciencia de que existe un movimiento que vela por los derechos de todas las mujeres y busca acabar con la violencia que muchas sufren en la calle, en el trabajo, en la casa, que es el propósito de la conmemoración. 

En México si menos niñas que niños van a la escuela es porque muchas ayudan en sus casas con las labores del hogar y porque se considera más importante la educación de ellos que de ellas

El año 2019 se saldó con 1000 feminicidios en México y Veracruz es uno de los Estados que lidera el número. Se critica que el gobernador no está actuando de ninguna forma para combatirlo. ¿Qué protección tienen las mujeres en México ante la violencia machista?   Has dado en el clavo: prácticamente no tienen protección. No es fácil que una mujer se atreva a denunciar la violencia, pero además una vez que lo hace se enfrenta a un proceso largo y costoso en el que puede ser revictimizada, en el que se dudará de su palabra y puede ser que sea ella quien termine en el banquillo de los acusados. Los pocos esfuerzos del gobierno para proteger a las mujeres, si así podemos llamarles, son torpes y a todas luces insuficientes. Hoy por hoy es mucho más efectivo el trabajo que se hace desde la sociedad civil, por ejemplo el de los refugios para mujeres víctimas de violencia, pero ni siquiera éstos reciben suficiente apoyo, y para acabarla de amolar, el poco que de por sí tenían, en esta administración se les ha reducido.   A pesar de que las mujeres componen poco más del 51% de la población de México, estas tienen un menor acceso a la educación y el trabajo, ¿por qué? ¿Cómo calificarías el acceso de la mujer al mercado laboral?   Nuestra Constitución estipula que hombres y mujeres tienen los mismos derechos, entre ellos por supuesto el derecho al trabajo y a la educación, pero en las casas, como en las cabezas, sigue reinando el machismo. En México si menos niñas que niños van a la escuela es porque muchas ayudan en sus casas con las labores del hogar y porque se considera más importante la educación de ellos que de ellas. En esto también influye la violencia sexual, pues el grave problema del embarazo infantil, producto de violaciones en muchísimos casos, se traduce en abandono escolar. En cuanto al trabajo remunerado, una enorme cantidad de mujeres trabajan en la informalidad y en trabajos precarios, justamente porque, ante la falta de políticas laborales que permitan conciliar la vida familiar con la laboral, las que deben hacerse cargo de sus casas y sus familias prefieren optar por la flexibilidad que sólo en el trabajo informal encuentran. 

Si bien el feminicidio es la forma más extrema de violencia y discriminación contra las mujeres y niñas según las leyes mexicanas, este es uno de los países de América Latina que impone una de las penas de prisión más severas para este delito. En el país hay alrededor de un 99% de impunidad en casos de violencia contra las mujeres. ¿Cómo se come está contradicción?    Es que en realidad no hay contradicción, porque es falso que a mayor pena haya menor incidencia de un delito. Las pocas veces que hay detenciones, los casos se caen por violaciones al debido proceso, pues hay un problema en las fiscalías. Para que la amenaza de ir a la cárcel por muchos años sea real, se requieren investigaciones eficientes y sin corrupción. Para otro tipo de delitos, que son parte del continuo de la violencia feminicida, se necesita además un paso previo: denunciar. La cifra negra, es decir, el número de delitos que no se denuncian, es altísima. Entonces no extraña que convivan ambos factores: penas altas e impunidad. Lo de las penas más severas es una simulación, porque resulta relativamente fácil modificar la legislación para aumentar los años de cárcel y con eso mandar el mensaje de que se está haciendo algo por detener la violencia contra las mujeres. Las mujeres no denuncian porque el proceso es revictimizante, tardado y no te asegura que habrá justicia; son todos estos defectos del proceso lo que hay que atacar.   En la actualidad se mueven las aterradoras cifras de 45.000 o 50.000 mujeres desaparecidas en México. Ante tal escándalo, su presidente apela al "perdón y olvido". Con semejante clase política, ¿cómo pretende el movimiento feminista derrocar al machismo de las instituciones?    No estoy segura que el presidente de México haya hablado de perdón y olvido en el marco de la desaparición de mujeres, en parte porque no le importan las mujeres, como ha demostrado una y otra vez. Donde más claramente se ve esta indiferencia es en los recortes a estancias infantiles y a refugios para mujeres víctimas de violencia. Por otro lado, en México lo que llamamos movimiento feminista consta de diversas facciones que actúan desde lo que tienen a la mano, que va desde lo institucional hasta salir a las calles a romper vidrios y mostrar enojo. Desgraciadamente no todas las feministas tienen un mismo programa político ni parten de los mismos supuestos. Si bien hay consenso en que el tema de los feminicidios es urgente, algunos grupos que quieren luchar contra él también están a favor de la prostitución. Esto significa que su forma de abordar e intentar resolver el problema es muy distinto al de otros grupos, como el de las abolicionistas. Entonces no es nada más que el presidente y en general la clase política se muestren pasivos frente a la violencia contra las mujeres: también está el hecho de que entre las feministas hay voces que se escuchan más que otras, y justamente las voces que más se oyen son las que suelen tener posturas muy problemáticas en cuanto a su manera de abordar la violencia contra las mujeres. No hay, pues, una oposición real frente a la inacción del gobierno.    Algunas desapariciones están relacionadas con la trata, que es algo que está sucediendo en México. ¿En qué medida se combate la trata desde el Gobierno?   A principios de 2019 el presidente anunció que se recortarían los recursos para organizaciones no gubernamentales que combaten la trata; poco después nos enteramos de que en los primeros meses de su gobierno las denuncias por trata aumentaron en 48%. Es evidente que ese problema no es para él una prioridad. 

Si todas las mujeres conscientes de que el cuirismo es un engaño y de que ser mujer no es un sentimiento dijeran "espérate tantito", el feminismo no estaría sufriendo ésta que puede ser la mayor crisis de su historia

En México hay iniciativas por parte del gobierno para regular la prostitución y los vientres de alquiler. Háblanos un poco sobre esto.

La explotación de las mujeres es un gran negocio internacional y México no quiere quedarse atrás porque además cuenta con una enorme reserva creciente de "materia prima", léase mujeres precarizadas. En estos temas es donde más se resiente la falta de un movimiento feminista organizado que pudiera plantar cara a la atrocidad consistente en permitir la violación pagada y el comercio de mujeres y bebés. En lo que se refiere a los vientres de alquiler, en México hay unas organizaciones que se denominan feministas y sin embargo están entre los principales impulsores de la práctica en el país. Por suerte cada vez más jóvenes tienen claro que si un grupo apoya la explotación reproductiva o sexual de las mujeres, no es feminista. 

Sabemos que en ocasiones has sufrido acoso por hablar sobre la biología de las mujeres. ¿Te sigue ocurriendo?

Sí. Llevo la T escarlata grabada en la frente. Todas las feministas críticas del género (entendido como sistema opresor) sufrimos acoso. El activismo cuir se ensaña con las (pocas pero cada vez más) feministas que damos la cara en estos temas y nos usa como escarmiento, para que las demás sepan a qué se atienen si alzan la voz. Si todas las mujeres conscientes de que el cuirismo es un engaño y de que ser mujer no es un sentimiento dijeran "espérate tantito", el feminismo no estaría sufriendo ésta que puede ser la mayor crisis de su historia.

En una entrevista que te hicieron recientemente en TV decías que no se estaba atacando a la raíz de la violencia en México. ¿Qué es lo que no se está haciendo y qué hay que hacer?

Hay que entender la violencia machista como un continuo con distintas manifestaciones, unas más graves que otras, otras más visibles que otras, otras con una presencia más dominante que otras. Como dije antes, en el gobierno mexicano una voluntad real de combatir los feminicidios, pero si tienes en cuenta que aparte de todo se hace de la vista gorda frente a la prostitución y la pornografía, que son parte de dicho continuo, y la violencia que sufren las mujeres en sus casas le parece poca cosa, no entiendo cómo pretende acabar con la versión más extrema de la violencia hacia las mujeres si al mismo tiempo permite las otras expresiones de esa mismísma violencia y que son de hecho su condición de posibilidad.

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