Finalizado el Mundial de Qatar, una cita en la que FIFA utilizó la situación de vulnerabilidad de los Derechos Humanos para mostrarse como adalid de la apertura y la mezcla de culturas, insistiendo en la oportunidad histórica de transición que supone llevar el fútbol y la diversidad a un país dominado por una teocracia, desde Kamchatka queremos poner el foco en otra vulneración de derechos elementales que el mayor organismo deportivo -junto con otros- comete sobre la infancia: la no tramitación de licencias deportivas de niños en situación de acogida.
En una sociedad adultocéntrica y patriarcal, a menudo se nos olvida que los niños también tienen derechos. El 20 de noviembre de 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció a todas las personas menores de 18 años como sujetos de pleno derecho. Todos los Estados parte están obligados a cumplir este tratado, que incluye en su artículo 31 el derecho al juego de niños, niñas y adolescentes. El juego y el ocio están considerados componentes indispensables para el desarrollo físico, social, cognitivo, espiritual y emocional de los menores, pero este derecho ha sido durante mucho tiempo minusvalorado con respecto a otros recogidos en la Convención. A día de hoy, las federaciones internacionales se olvidan de que todos los niños, sea cual sea su procedencia y su régimen, deben estar protegidos en ese aspecto. Incluso si son menores tutelados, en acogida o situación de vulnerabilidad.
Elena Cotarelo es madre de acogida de S.B, un niño de 11 años que llegó solo a España hace dos y que ama el fútbol. Su única pretensión es jugar con sus amigos en el equipo de su barrio, en Tenerife. "A mi hijo le gusta el fútbol y como cualquier otro niño, quiere jugar para divertirse y para aprender. Tras comenzar el acogimiento, con toda normalidad procedo a inscribirle en un club cercano a nuestra vivienda para que pueda practicarlo. Acudimos a este equipo con el convencimiento de que pudiera jugar. Sabíamos que existía un problema que le obstaculizaba acceder al deporte como a cualquier otro niño, nos habían hablado de ello, pero no con exactitud. Tal y como nos habían explicado en términos muy generales, este problema derivaba de una normativa de la FIFA, que estaba vigente desde hace años y que impide federar a los niños extranjeros".
Tal y como nos habían explicado en términos muy generales, este problema derivaba de una normativa de la FIFA, que estaba vigente desde hace años y que impide federar a los niños extranjeros
Los clubes, y más los clubes de barrio, no están preparados para el reto burocrático que supone pelear con las federaciones por conseguir algo tan básico como la tramitación de una licencia cuando se encuentra en un limbo legal. No existen departamentos jurídicos que asesoren y acompañen a las familias, y ni tan siquiera las federaciones territoriales o nacionales pueden respaldar a los menores cuando se introducen en el laberinto judicial de un organismo como FIFA.
"En este primer club no nos supieron explicar cómo debíamos proceder ni cuáles eran los pasos que debíamos dar a nivel burocrático. Ya solamente escuchar la palabra FIFA imponía. Acudimos a otro club, dónde los chavales que entrenaban eran amigos de mi hijo, muchos de ellos se encontraban en la misma situación que él. En este caso el problema era más visible y dejaba de ser algo individual convirtiéndose en un problema colectivo. Nuevamente no nos supieron dar ninguna solución. Nos invitaron a entregar la documentación que tuviéramos y no pudieron facilitarnos más información. También quiero decir que somos conscientes y comprendemos que desde los clubes pequeños en muchas ocasiones no tengan la capacidad de gestionar lo que supone esta problemática y la única solución que nos podían ofrecer en ese momento era esperar".
LA TRAMITIACIÓN DE LICENCIAS FEDERATIVAS
Para la tramitación de licencias de los niños/niñas/adolescentes españoles el requisito básico es la posesión del DNI, Un sencillo que les permite jugar cada temporada con todas las garantías.
En el caso de los niños/niñas y adolescentes no nacidos en territorio español, la cosa se complica y se convierte en un complejo laberinto burocrático del que, en el caso de Elena Cotarelo y su hijo, aún no han logrado salir. No hablamos de la posibilidad de jugar en un equipo grande, en la cantera de un club de alto nivel, o de la negociación de transfers entre clubes europeos: hablamos de niños y niñas que quieren jugar al fútbol en el equipo de su barrio, con sus amigos.
No hablamos de la posibilidad de jugar en un equipo grande, en la cantera de un club de alto nivel, o de la negociación de transfers entre clubes europeos: hablamos de niños y niñas que quieren jugar al fútbol en el equipo de su barrio, con sus amigos
"El verano fue una época de reflexión y mi hijo tomó la decisión de jugar en el equipo dónde se encuentran muchos de sus compañeros de clase y el entrenador es el padre de uno de ellos. La acogida fue muy positiva. El Club, desde el primer momento, puso interés en resolver la situación. Buscaron la manera de hacer llegar el caso a la Federación Tinerfeña de Fútbol para saber de primera mano los pasos a seguir y qué documentación aportar según lo establecido por la Federación Española de Fútbol. Tuvimos una reunión presencial con el responsable de la Federación, donde nos indicó la documentación necesaria y nos transmitió esperanzas de una resolución favarable. Transcurrieron semanas, pero finalmente fue rechazada".
Desde el inicio de este recorrido de despachos, la única respuesta ha sido la espera. La falta de información, el desamparo institucional y la voluntad férrea de S.B. y su madre por lograr un entendimiento han marcado el camino. A nivel emocional, para un niño que solo quiere jugar, ha sido un lastre. "Mi hijo no dejaba de preguntar si iba a poder jugar el siguiente partido. Trataba de ponerme en su situación y hablábamos de cómo le hacía sentir todo lo que le estaba pasando. Intentaba poner palabras a su desolación, tristeza, frustración y rabia, todas sus emociones iban cambiando durante toda la espera. No entiende porqué sus amigos pueden jugar y él no y todo esto desemboca en una sensación de discriminación, de sentirse diferente al resto y de no ser tratado en las mismas condiciones ni de igual manera, de no ser escuchado ni atendido".
No entiende porqué sus amigos pueden jugar y él no y todo esto desemboca en una sensación de discriminación, de sentirse diferente al resto y de no ser tratado en las mismas condiciones ni de igual manera, de no ser escuchado ni atendido
La entrega de la documentación a la Federación generó una esperanza que convirtió la espera en dulce, en la sensación de que se estaban dando pasos en la dirección correcta y pronto habría una resolución favorable. "Cuando recibimos la noticia del rechazo de la solicitud por parte de la FIFA el golpe fue duro. Además no nos indicaron los porqués. Volvíamos nuevamente a una situación de espera a ciegas mientras se tramitaba la nueva solicitud".
A diferencia de la tramitación de licencias de niños y niñas nacidos en España, que solo deben aportar su DNI, Elena Cotarelo tuvo que incluir en el expediente de su hijo el documento de identificación personal, los certificados escolares de los dos últimos cursos, la tarjeta sanitaria del Sistema de Salud de España, la Resolución de acogimiento familiar del Gobierno de Canarias, el volante de empadronamiento, la solicitud de inscripción de jugador menor de edad donde su hijo firma que cumple con los requisitos detallados en el Artículo 19 de la FIFA , exponer los motivos por los que quiere federarse en la Federación Española de Fútbol y una solicitud expresa para que se le autorice su inscripción y su licencia en modalidad de aficionado, sin contrato ni remuneración alguna en el Club deportivo; la Declaración del Club y la Declaración Jurada del niño en la que reconoce no haber estado federado en su país ni en ningún otro afiliado a FIFA. Por su parte, Elena Cotarelo aportó su documento de identidad, un documento con su consentimiento, un escrito de motivación y una declaración responsable.
La solicitud fue rechazada en los siguientes términos: "Decisión del juez único de la cámara del estatuto del jugador: La solicitud; RECHAZADA". Sin ningún fundamento íntegro que avale su decisión, sin saber las motivaciones para poder subsanar o apelar, y sin tener mayor información.
"Nuevamente procedemos, a través de la Federación Tinerfeña de Fútbol, a ponernos en contacto con la FIFA solicitando los fundamentos íntegros del rechazo y poder valorar qué pasos/acciones seguir y poder de este modo apelar. Quiero puntualizar que no pretendemos que la respuesta favorable sea a título nominativo, queremos que la respuesta favorable sea para todos los chicos y chicas que se encuentran en esta situación tan injusta e inexplicable".
En los últimos tres años, Canarias ha acogido casi a 3.000 niños/as y adolescentes a los que no siempre se les ha dado una respuesta acorde a su situación. A 31 de diciembre de 2021, el Gobierno de Canarias tutelaba legalmente al 26% de los menores extranjeros no acompañados acogidos por las autoridades españolas. De estas cifras se deduce que la demanda de menores que quieren jugar al fútbol es alta y por ende, esta situación que se mantiene en el tiempo, afecta a muchas personas. Si englobamos todo el territorio nacional y la situación de los menores migrantes, el problema se multiplica.
EL ARTÍCULO 19 DE LA FIFA
El artículo 19 del reglamento de la FIFA prohíbe fichar a jóvenes de menos de 18 años que sean de otra nacionalidad, con el objetivo de evitar la explotación infantil. El sueño de muchos niños de convertirse en futbolistas era aprovechado, en algunos casos, por agentes y organizaciones sin escrúpulos que les enviaban a probar suerte a Europa sin ninguna garantía. Un altísimo porcentaje terminaban abandonados a su suerte y durmiendo en plena calle. La FIFA decidió actuar y en 2009 prohibió los traspasos de futbolistas menores de 18 años salvo en tres excepciones que están recogidas en el art. 19 del reglamento de transferencias internacionales. Estas medidas han servido para reducir el número de menores enviados lejos de sus familias y en riesgo de acabar abandonados en el extranjero, pero también ha afectado negativamente a los clubes más modestos, que sin ánimo de incumplir la normativa se ven afectadas por ella.
El sueño de muchos niños de convertirse en futbolistas era aprovechado, en algunos casos, por agentes y organizaciones sin escrúpulos que les enviaban a probar suerte a Europa sin ninguna garantía
"La FIFA no distingue entre fútbol Profesionaly el fútbol Aficionado (el llamado fútbol base) por lo que los niños y niñas que viven en nuestra comunidad y que solamente quieren jugar y pasárselo bien con sus amigos a través del fútbol no pueden competir en las ligas oficiales", explica Elena Cotarelo. "Ser un niño/niña o adolescente de origen extranjero y competir en las ligas de fútbol federadas en España es complicado".
El Artículo 19 del reglamento de transferencias FIFA no hace distinción entre clubes amateurs y clubes profesionales. En él, se tratan todos los casos como si hubiera una transferencia de jugadores y sólo contempla algunas excepciones que son difíciles de demostrar, como en este caso: "Si los padres del jugador cambian su domicilio al país donde el nuevo club tiene su sede por razones no relacionadas con el fútbol".
El problema de esta excepción no está en que FIFA vele por la unión y estabilidad familiares, sino en el término utilizado. Y es que el organismo asume el término "padres" en un sentido estricto, por el que vivir con otros familiares o en régimen de acogida no es causa suficiente. Una vez más, el reglamento FIFA se encuentra invalidado en los términos en los que se comporta la sociedad actualmente, ni incluye la diversidad familiar, la posibilidad de que existan menores no acompañados o de menores migrantes que hayan podido llegar al país de acogida acompañados por otro familiar.
En el caso de S.B, con el asesoramiento de la Federación Tinerfeña de Fútbol, la petición de amparo a FIFA se ciñe al punto 2.d del artículo 19: "El jugador menor se muda por razones humanitarias sin sus padres". Aún así las solicitudes han sido rechazadas mostrando una inflexibilidad total por parte del organismo regulador.
"Desde el año 2009 que se aplica el Artículo 19 de la normativa de la FIFA para la protección de los menores, cientos de niños, niñas y adolescentes están sin licencia federativa y decenas de clubes se encuentran intentando tramitar sus fichas", comenta Elena Cotarelo.
La consecuencia es que los muchos infantes acogidos en países de toda Europa son privados del juego, sienten una frustración asociada a la espera, sufren la falta de igualdad de condiciones y son alejados del deporte como elemento complementario a su educación. La discriminación es evidente, y no favorece al arraigo ni al sentimiento de integración en el país de acogida. En el caso de la infancia que migra sola, el país de acogida garantiza el acceso al sistema educativo y al sistema de salud, así como deben promover la participación en la actividad escolar, pero en lo relalativo al deporte, gobiernos y federaciones no tienen ninguna implicación.
UNA CUESTIÓN DE DERECHOS
Los derechos que afectan a la infancia, y a la infancia en movimiento, son derechos humanos. Sin embargo, la deshumanización de este colectivo por parte de los medios de comunicación y de grupos políticos que utilizan las siglas MENA de forma despectiva para señalarlos como delincuentes e invasores, favorece el relato de un estigma social que evita tratarles como personas. Los niños, niñas y adolescentes en situación migratoria son sujetos de derecho, no solo un objeto de protección. Además de la Convención sobre los Derechos del Niño, que es de obligado cumplimiento por parte de todos los gobiernos, existe también la carta Europea del Deporte, que en su artículo II hace referencia a que "la promoción del deporte, siendo factor importante del desarrollo humano, debe ser fomentado y sostenido de forma apropiada por los fondos públicos (…) la importancia del deporte para la salud y para el desarrollo social. Pero la promoción del deporte, también puede ser considerada (…) no sólo como un instrumento apropiado, sino indispensable, para alcanzar ciertos objetivos prioritarios de toda política socio-cultural. En estas condiciones, en adelante ya no es un lujo, para un país, tener una política deportiva; la definición de tal política, en cuanto parte integrante de una política socio-cultural, ha llegado a ser una necesidad imperiosa, exigida tanto por los hechos , como por la razón".
En nuestro país, la Ley 19/2007, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte recoge que "el único requisito para que una persona extranjera participe en una competición deportiva no profesional es encontrarse legalmente en España".
En el caso de los menores de edad que migran no acompañados, se encuentran dentro del sistema de protección a la infancia y adolescencia de los gobiernos territoriales, por tanto es el Estado, junto con sus gobiernos periféricos, quien debe velar porque se facilite el acceso de estos niños, niñas y adolescentes a entidades donde puedan practicar deporte de forma federada.
En octubre de 2022 FIFA modifica los términos del artículo 19, manteniendo el principio básico de que "las transferencias internacionales de jugadores menores de 18 años están, en general, prohibidas", pero abre la mano con la excepción humanitaria, impulsado por el conflicto entre Rusia y Ucrania y la situación de menores ucranianos en el resto de países europeos. Olvidándose, una vez más, de la situación de vulnerabilidad de los menores en otros países y continentes. "Se ha encontrado un equilibrio entre la aplicación estricta de la excepción para evitar la elusión (de la norma) y los intereses de los niños cuya situación particular no entra en el estatus estrecho o formal de solicitante de asilo o refugiado, pero que, sin embargo, han sido reconocidos como vulnerables y que requieren la protección del estado a las autoridades estatales competentes", asegura la FIFA.
A partir de ese momento, los clubes que sean "puramente amateurs" podrán inscribir a un jugador extranjero menor de 18 años si ha sido reconocido formalmente como "menor vulnerable no acompañado". Esa condición la tienen todos los menores no acompañados en España, cuya tutela corresponde a las autoridades públicas, en concreto a las comunidades autónomas.
Si el niño/niña o adolescente ha sido reconocido oficialmente como refugiado o persona vulnerable podrá ser inscrito tanto por un club profesional como por un club exclusivamente aficionado. No se aplicarán restricciones a las transferencias nacionales posteriores que se realicen antes de que el menor cumpla 18 años.
En el caso de Elena Cotarelo y su hijo, S.B., siguen a la espera de que se aplique esta condición a su expediente, con todo lo que eso conlleva para un niño que semana tras semana sueña con poder jugar un partido de fútbol con sus amigos, en su barrio. De marcar un gol y poder celebrarlo con su madre, y de poder sentar un precedente a modo de jurisprudencia para que otros menores en situación de acogida puedan disfrutar del deporte.
"Queríamos poner en valor lo positivo que ha sido la visibilización de la problemática en entornos que desconocían la situación. Implicación posterior, indignación con el proceso y con la injusticia que esta situación supone. Las muestras de apoyo que han propiciado una mayor cohesión en el entorno del niño con muchos agentes implicados, desde el mismo club a la Federación Tinerfeña de Fútbol. Quiero recordar que en diciembre de 2021, junto con la Asociación de clubes de Fútbol de Tenerife exigieron, a través de un escrito y de un rueda de prensa al Gobierno de Canarias, la elaboración de un documento que incluyera la obligatoriedad de que los menores migrantes no acompañados participen en las competiciones territoriales. Así mismo, la directora general de Protección a la Infancia del Gobierno de Canarias, Iratxe Serrano, se ha pronunciado varias veces contra esa discriminación ya que estos niños son reconocidos legalmente como vulnerables. También la jueza de Gran Canaria, Reyes Martel ha liderado buena parte de la presión elevada desde las islas a la RFEF para que esta regulación cambiara, por el interés de los menores y porque no entendía que lo que era posible, por ejemplo, con los chicos migrantes que practican baloncesto, no lo fuera para los que eligieron el fútbol",
A continuación, la carta de S.B a los señores del fútbol:

"Soy un niño de 11 años que quiere jugar al fútbol. Llevo entrenando casi dos años y esforzándome para poder jugar pronto con mis compañeros de equipo. Ellos también quieren que juegue y siempre me están preguntando cuándo podré jugar. Me gusta mucho poder jugar de media punta, en los entrenamientos siempre me esfuerzo lo máximo para dar lo mejor de mí. También me gusta aprender a jugar en equipo. No me dejan jugar los partidos y no entiendo por qué. Con esta situación a veces me siento triste, a veces siento rabia y a veces me enfado con la FIFA.
Los compañeros de mi equipo son los mismos niños con los que voy al cole y con los que juego en el parque. Comparto más cosas con ellos porque son mis amigos. No entiendo por qué a ellos les dejan jugar y a mí no, la única diferencia entre ellos y yo es que yo soy negro y he nacido en África y eso es lo que menos debería importar pero en este caso no es así.
Durante mucho tiempo he estado preguntando todas las semanas si iba a poder jugar el siguiente partido. Hubo un momento que pensaba que sí iba a poder jugar, eso fue cuando mi madre entregó todos los papeles que pedía la Federación. Me hice ilusiones pero al final me dijo la FIFA que NO.
Ahora me dicen que las cosas han cambiado pero yo no quiero celebrar hasta que no pueda jugar".
Ayúdanos a resistir
En Kamchatka creemos en la valía del deporte, para todos y todas, como herramienta de transformación social. Suscríbete desde 5 euros al mes y ayúdanos a seguir defendiendo el juego limpio, inclusivo y popular.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.