"Los hombres, en general, parecen emplear su razón para justificar los prejuicios que han asimilado de un modo que les resulta difícil descubrir en lugar de deshacerse de ellos [...] Situémonos por encima de esos prejuicios estrechos, queridos contemporáneos". (Vindicación de los derechos de la mujer, 1792. Mary Wollstonecraft)
Aunque parezca inaudito, esta cita de la primera teórica feminista de la historia aún tiene vigencia en estos tiempos. Mary Wollstonecraft descubre el género como una construcción normativa muy coactiva para las mujeres y por ello mismo una fuente inagotable de desigualdad. Según la pensadora británica, había que erradicar el género para no perpetuar estereotipos que, siempre han perjudicado a la mujer por su condición sexual y de clase. Así pues, esto se sabe desde tiempos inmemoriales y se da en primero de sociología.
Cuando el género no debería ni existir o estar abolido, este se impuso en su momento para oprimir a la mujer y empoderar al hombre. Los mismos estereotipos que son ofensivos y perjudiciales para las mujeres se siguen perpetuando en la actualidad, desde muy temprana edad. En la escuela, los niños del siglo XXI insultan, desprecian y ningunean a las niñas en el patio del colegio cuando ellas quieren jugar al fútbol o al baloncesto con ellos. Incluso en estos tiempos resulta surrealista escuchar un "vete a la cocina" o "vete a fregar" espetado por un chico de 8 o 10 años.
No obstante, mientras la lucha de las mujeres persiga el objetivo de conseguir una educación feminista, hay esperanza. De buena tinta lo hemos comprobado con el documental 'Som marimachos', ya estrenado en la Filmoteca de Catalunya y los cines Maldá de Barcelona. Se trata de una película participativa y comunitaria impulsada por la realizadora Irene Olmos, la asociación deportiva Ciutat Vella y el equipo de Mediasport: Tassnim El Midouli Salhi, Julia Sidro, Gemma Duch, Ariadna Fuentes y Marina Realp
‘Som marimachos’ reflexiona y cuestiona los estereotipos de género que reproducen las actuales desigualdades en el deporte, visibilizando la situación actual de las jóvenes en el ámbito deportivo desde una perspectiva de género. A través del proyecto Mediasport, un grupo de chicas jóvenes y deportistas se convierten en reporteras comunitarias que participan un proceso de dinamización audiovisual y feminista en el que han conseguido adquirir las herramientas necesarias para poder expresar con el lenguaje audiovisual todas aquellas desigualdades que se encuentran en su día a día en el barrio.
El valor del documental no solo radica en la información que ofrece, sino en su estructura argumental, pues indaga en los aspectos más críticos a los que se enfrentan las mujeres
Como realizadora, Irene Olmos atesora una trayectoria en el audiovisual participativo y educativo a través de proyectos sociales con jóvenes y nos cuenta que la iniciativa surgió de mano de la asociación Ciutat Vella, fundada en 1986 con una clara vocación por la promoción del deporte y la actividad física dirigida a la juventud del distrito El Raval en Barcelona, sobre todo a mujeres: "En la asociación se dieron cuenta de que en las escuelas había mucha segregación entre géneros a la hora de apuntarse a las actividades deportivas, lo que la sociedad aún considera deportes masculinos o femeninos. A partir de esta situación se empieza a plantear qué está pasando en el deporte y a visibilizar la problemática de por qué se generan tantas diferencias entre chicos y chicas y los estereotipos que hay detrás de todo esto. Entonces se planteó un proyecto audiovisual participativo para difundir esto. Se convocó un concurso con una subvención para llevarlo a cabo, lo gané y el resultado ha sido Mediasport Jove".
El documental se adentra en las barreras que tienen que sortear las mujeres en el ámbito deportivo y la lucha que llevan a cabo desde todos los espacios políticos y sociales para combatir la desigualdad en el mismo. En cuanto al tratamiento, resulta llamativo la participación de un número de usuarias deportistas de la asociación Ciutat Vella, pues intervienen tanto en la parte testimonial a través de debates y entrevistas como en el trabajo tras las cámaras, asumiendo un papel relevante en la realización. De la cinta recogemos un fruto fresco y revelador a partes iguales, al combinar con agudeza una parte donde las usuarias de la asociación se erigen en protagonistas y las entrevistas a expertas y profesionales del deporte femenino.
Asistimos a una película que interesa como pieza periodística por sus valiosos testimonios y a modo de muestreo, ya que todas las adolescentes consultadas coinciden en ese sentimiento de discriminación en el deporte. Es algo que está ocurriendo y que ellas mismas se han atrevido a denunciar a través de este documental. En palabras de Olmos, "ellas quieren decir cosas a través del audiovisual. Lo que teníamos muy claro es que aparte de las grabaciones formales de entrevistas, nos interesaba documentar el making off, cómo había sido el proceso y mostrarlo porque es muy potente, así como defender que a veces tenemos a la juventud un poco estigmatizada en el sentido de que son el futuro y no se mueven, cuando hay mucha gente con ganas de luchar y conseguir cambios. El proyecto contó con dos institutos, pero sigue abierto a que entren más escuelas y entidades"
El valor del documental no solo radica en la información que ofrece, sino en su estructura argumental, pues indaga en los aspectos más críticos a los que se enfrentan las mujeres, diseccionándolos para después conceptualizar y visibilizar las diferentes realidades que se ciernen alrededor del deporte femenino.
Uno de los puntos clave que el documental trata es el género y sus estereotipos en el deporte. Mireia Soler (Técnica del Área de Feminismo Trama SCCL) reflexiona sobre esto y sostiene que a las mujeres siempre se les ha orientado a deportes individuales como golf, tenis, voleibol o bádminton, en los que no hay contacto físico. "Todo el entorno, el cine, la publicidad, la prensa, nos prepara para decirnos cómo debemos ser y qué debemos hacer". También apunta que desde hace mucho tiempo se ha querido asociar a la mujer a deportes más delicados y a los chicos a deportes más bruscos: En esta misma línea, Susana Soler Prat (profesora de L'Infec y coordinadora del grupo de investigación social y educativa de l'AF y l'Esport GISEAFE) habla del dictamen social que ha prevalecido durante años acerca de que la mujer para los deportes es débil y delicada y los hombres fuertes y competitivos. "Hay grandes diferencias en la profesionalización de ciertos deportes según la categoría femenina-masculina como el fútbol, el basket, y esto depende mucho del negocio que genere". Asimismo, presenta una cuestión crítica e interesante a la vez: "Hay que plantearse si en los deportes de masas ha sido el público el que ha demandado las categorías masculinas o han sido los medios y el poder patriarcal los que han querido generar esta economía y este negocio".
La corealizadora hace hincapié en que está sucediendo un cambio positivo y en las escuelas ya van orientando a las chicas hacia este tipo de deportes: "Por eso surgió este proyecto. Esta asociación, concretamente, ofrece tanto a chicos como a chicas los mismos deportes, pues se dieron cuenta que en fútbol había muchos más chicos que chicas y en patinaje muchas más chicas que chicos. También está ocurriendo en la publicidad de marcas deportivas. Decathlon, por ejemplo, visibiliza a la mujer haciendo boxeo, no solo yoga".
Siguiendo con los estereotipos de género y el daño que esto le genera a las mujeres, muchas de ellas aún han de aguantar que los chicos les digan que son marimachos si juegan al fútbol o que tienen que llevar falda. A este respecto, la directora del documental lamenta haber presenciado comentarios discriminatorios escupidos por padres de las usuarias: "Si los propios padres, que son referentes, continúan fomentando estas ideas o mensajes con intención de atacar u ofender, los hijos seguirán reproduciendo esto. Muchas chicas lo ven, otras no, pero es importante que se debata”
Ariadna Fuentes, una de las chicas usuarias que participan en el documental comentaba que en el colegio debe haber una segunda oportunidad para la gente que en casa no ha recibido una educación feminista: "La escuela debe estar enfocada a igualar y no a poner como referentes siempre a los hombres y a las mujeres como incapaces. Si tienes la regla, te dicen 'venga déjalo por hoy' o si no corres demasiado, 'mira hazlo como él'. Al final, el hombre siempre está por delante".
Alison Cartney (socióloga, experta en género y deporte) habla de la presión social a la que se ven sometidas las chicas a la hora de practicar cualquier deporte y los complejos que esto les genera. "Cuando entreno equipos femeninos el pensamiento predominante es que nunca van a jugar como los chicos, que tienen cuerpos masculinos, que no son las chicas guapas de su escuela, que son lesbianas, que no pueden jugar con la regla…" Cartney afirma que todo esto se debe en parte a que hay pocas referentes femeninas: "Apenas veo entrenadoras".
'Es necesario conseguir referentes masculinos trabajados en el feminismo para que puedan hablar entre ellos sin tapujos, en todos los entornos. Los hombres deben dar un paso al frente con esto'
En esa misma línea, Irene Olmos añade que "hay una etapa que es vital en la adolescencia, cuando de repente deja de haber referentes femeninos y, tanto niños como niñas, practican deporte de los 3 a los 8 años, donde muchas veces se da el deporte es mixto y luego por cuestiones diversas se decide separar entre los 9 y 10 años en diferentes categorías, pero los entrenadores solo son chicos. Las propias chicas decían algo muy importante en el docu y es que carecen de referentes femeninos en el deporte que quieren practicar, que lo hacen porque han insistido en ello, pero se percatan de que si hubiera más mujeres de referencia, las chicas no se cuestionarían tanto si es el deporte adecuado para ellas. No les daría tanto miedo practicarlo en el patio de la escuela, porque lo verían normal. Me iba dando cuenta a medida que hablaba con ellas de que muchas se sienten juzgadas por el deporte que practican. Conozco chicas que hacían boxeo y en el seno de su familia lo veía mal, chicas a las que sus propios hermanos las llaman marimachos porque no visten con falda. Lo malo es que van normalizando este tipo de conductas. La parte positiva es que, como profesora, veo más chicas empoderadas y que este tema se habla más que antes, no solo en los entornos escolares, sino en la tele, en la cartelería callejera, en eventos que se organizan... El problema no son las jóvenes, que cada vez lo tienen más claro, sino los chicos, que no saben cómo gestionarlo. Ellos se sienten cada vez más atacados y reaccionan con más rechazo, la bola se va haciendo más grande y se siguen permitiendo cierto tipo de comentarios. Ha llegado el momento de hacer un trabajo emocional con los chicos. Para esto es necesario conseguir referentes masculinos trabajados en el feminismo para que puedan hablar entre ellos sin tapujos, en todos los entornos. Los hombres deben dar un paso al frente con esto y me parece clave que quienes se estén cuestionando esto, lo digan a viva voz para dar ejemplo a otros. Porque como se dice en el documental con esto no se ataca a los hombres, sino al papel masculino. Todos y todas tenemos que hacer un ejercicio de revisión de nuestro aprendizaje para desaprender y volver a aprender en cuestión de género".
![Equipo de realización del documental 'Son marimachos'](https://kamchatka.es/wp-content/uploads/2021/05/Irene-Olmos-y-Equipo-de-Mediasport.jpg)
La forma en que los mass media y la publicidad influyen en el fomento de estereotipos negativos para la mujer es otro de los temas conflictivos que aborda el filme. Afra Blanco (sindicalista) critica el poco espacio que la prensa concede a las deportistas y lo compara con los minutos que dedican al deporte en categoría masculina enfatizando la responsabilidad de aquellos. Blanco reivindica una legislación para que los medios apliquen una paridad en esto: "Mientras las mujeres siguen haciendo anuncios de perfumes aumenta la cosificación, y esto influye mucho, porque todo está dirigido a hombres heterosexuales. Toda nuestra cultura sigue cayendo en eso y hay que luchar siempre en contracorriente. La brecha salarial en el deporte es grande, porque las mujeres deportistas aún siguen siendo modelos, no deportistas. En todos los sectores profesionales ya hay referentes femeninos, menos en el deporte, donde solo hay uno, el masculino".
El documental también pone de relieve la infravaloración del trabajo de las deportistas y la discriminación que sufren con la vestimenta, pues responde a otro aspecto importante a tener en cuenta: se impone una determinada clase de prendas con ánimo de sexualizar a las mujeres deportistas. La cocreadora del filme advirtió la necesidad de tratar este tema: "Es increíble que en el siglo XXI encontremos titulares tan vergonzosos en medios importantes. En cuanto a la vestimenta, surgió de una pregunta que nos hacíamos, del porqué en ciertos deportes, la equipación femenina es diferente a la masculina, en el sentido de que la nuestra siempre está diseñada para enseñar más carne".
En sintonía con el testimonio de Afra Blanco, María Losada (jugadora selección española de rugby), apunta que no solo hay que tener en cuenta la cantidad de minutos que salen las mujeres deportistas en los medios, sino la calidad. "Cuando se le da voz a una mujer muchas veces solo le preguntan su opinión por otros profesionales hombres en su misma disciplina, o por temas banales como la equipación que llevan o declaraciones machistas, pero poco por su trabajo". En referencia a la vestimenta, condena que al final se habla más de si se ve más o menos el culo de la futbolista que de su jugada. "La cuestión principal se basa en por qué los chicos pueden ir en short y nosotras en falda. En rugby ya han avanzado en el tema de la vestimenta y han hecho cambios, pero porque ha habido mucha lucha detrás de esto”.
María Guixa (Periodista Catalunya Radio) también denuncia en el documental la sexualización del cuerpo de las mujeres en el deporte. "Los medios no paran de cosificar a las mujeres deportistas, y en lugar de destacar sus logros o su talento, muestran sus cuerpos, fotos del culo, y se habla de si es más guapa o menos guapa en vez de su trabajo".
'La responsabilidad de educar no puede recaer solo en el individuo, es decir, depender de la suerte de que los docentes estén formados en perspectiva de género'
Tras este proceso que ha supuesto un experimento socioeducativo de aprendizaje a través del audiovisual, Irene Olmos reivindica una educación feminista institucionalizada: "La responsabilidad de educar no puede recaer solo en el individuo, es decir, depender de la suerte de que los docentes estén formados en perspectiva de género. Esto ya se comenta en el documental, pero hay que hacer hincapié en que esto debe sobrevolar a los profesionales y convertirse en algo institucional, debe haber un cambio ya desde arriba, no puede ser que siempre se activen las alarmas desde abajo y todo el trabajo provenga de ahí. Pienso que asignaturas como Ética que siempre han sido complementarias, nunca han sabido cómo gestionarlas adecuadamente. Creo que la educación emocional debería ser igual de obligatoria que las demás, porque estamos hablando de las personas que van a determinar el futuro de la sociedad. En cuanto al profesorado, debe estar continuamente reeducándose y es complicado, porque todos y todas venimos de una cultura puramente patriarcal. Algunas nos lo hemos cuestionado y lo seguimos haciendo, pero imagínate quien no lo haga. Es un trabajo que hay que hacer a nivel individual también, pero sobre todo contar con el apoyo y soporte de las instituciones para ello. Tanto el sistema educativo como la sociedad deben ir de la mano en esto. Porque hay familias que a lo mejor no están tan de acuerdo con una educación feminista, así que, cuanto más debate abierto y transversal exista más probabilidad de convencer a quien no lo está, porque lo ideal es ir todos a una".
El mensaje que las impulsoras del proyecto han querido disparar a la sociedad a través de este excepcional trabajo es, en palabras de Olmos, "visibilizar y romper con los estereotipos que aún existen y cuestionárnoslos. A un nivel más personal, apoyar a las chicas adolescentes que tienen ganas de cambiar la realidad, que tienen mucha fuerza y que están ahí. Que dejemos de estigmatizar y ponerle etiquetas a los y las adolescentes, pues quieren emprender proyectos pero necesitan los medios y el espacio. Las adultas y adultos debemos escucharlas más y poderles ayudar en eso, porque una cosa es la escuela en sí, pero luego está la educación no formal - movimiento asociativo, padres y madres, etc. -, que deben ir de la mano con la escuela e involucrarse más en la educación. Esto es lo que hemos conseguido con este proyecto, pues el documental ha servido para poner imágenes y palabras a algo que ellas sienten y no sabían cómo mostrar. Además, tenemos claro que queremos seguir difundiendo el deporte femenino desde más ángulos y las chicas están entusiasmadas con la idea de que se añadan más chicas. Pedimos que nos ayuden desde las instituciones, que no siempre tengamos que visibilizar las cosas desde abajo, sino que desde arriba también se mojen. Y a este respecto, me quedo con un comentario que hizo una de las chicas en el debate del documental referente a que le estaban haciendo el trabajo a las autoridades y que los políticos tenían que dejar de tirarse piedras y mirar a la sociedad, que vieran lo que se está fraguando y ayuden a poner recursos donde más falta hace, porque la responsabilidad no es sólo nuestra"
En cuanto al futuro del proyecto, en el corto plazo van a presentar la película al Barcelona Sports film festival y la directora nos emplaza a su próxima proyección, que será en Vic durante la celebración de la copa Catalunya de básquet femenino. Más adelante, tienen previstas algunas proyecciones en centros cívicos y están cediendo el filme a las escuelas con material auxiliar: "Les facilitamos un formulario para profes y alumnos sobre el docu, el proyecto y el tema en cuestión para así tener feedback y seguir mejorando. La respuesta de los jóvenes está siendo interesante. Les impacta mucho el título del documental, que no aparezcan chicos y sobre todo cómo expresan las chicas lo que sienten. Muchas comentan que se sienten identificadas".
Ya están trabajando la subtitulación del documental al castellano y al inglés para difundirlo aún más y poder presentarlo a festivales nacionales e internacionales, así como a plataformas digitales. Todo esto sería su ideal, junto con una inyección económica que reconocen les vendría genial para poder mantener este proyecto a flote.
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