Durante estas dos últimas semanas en la televisión, la prensa y las redes sociales no se habla de otra cosa que de los youtubers que huyen a Andorra para pagar menos impuestos. La excusa es que en España a los ricos se les ahoga más que en cualquier otro país con el tramo máximo del IRPF, lo cual no es cierto. España es el decimocuarto país de Europa en la lista. Es decir, hay trece países por encima de España cuyo IRPF es mayor y solo seis por debajo cuyo IRPF es menor.
El problema viene cuando, creadores de opinión sobre jóvenes como son los youtubers, se acorazan con el típico discurso neoliberal de que pagar más o menos impuestos es su libertad individual y que pagarlos, o no, no es tan importante. Primero porque no es cierto. Segundo porque es un discurso peligroso.
En cuanto a lo de que no es cierto, esa supuesta "libertad individual" en solitario, en medio de un mundo neoliberal, es el refugio del egoísta. Es un escondite del individualismo y una excusa de los que pueden elegir porque tienen dinero para hacerlo. En cuanto a lo de que es un discurso peligroso, es así porque intentan desprestigiar lo público. Y lo realmente preocupante es la cantidad de chavales, cuyos padres estarán rompiéndose la espalda trabajando, que defienden el discurso de estos nuevos ricos. Porque la privatización de los servicios públicos no significa otra cosa que privar a la clase trabajadora de unos derechos, como la sanidad o la educación.
Lo realmente preocupante es la cantidad de chavales, cuyos padres estarán rompiéndose la espalda trabajando, que defienden el discurso de estos nuevos ricos
Podría dedicarme a escribir única y exclusivamente sobre estos youtubers, pero ya me da hasta pereza. Y seguro que a tí, que estás leyendo esto, también. Así que déjenme decirles que el problema no es El Rubius, el problemas son Los Rubius; futbolistas, toreros, empresas, deportistas de élite y demás ricos que entienden el mundo como un montón de individuos sin relación alguna. Y sobre todo, del que va de patriota y sería capaz de poner la cruz en la casilla del youtuber en la declaración de la renta. Así que váyanse si quieren, pero a la seguridad social ni toserle con vuestro discurso individualista para justificar la evasión de impuestos. Que por toser, donde no hay seguridad social, muere gente.
- Óscar Ruiz
Óscar es un joven de Cantabria. Desgraciadamente, sus padres tuvieron a la vez cáncer. Su padre cerebral y su madre de mama. El de su padre fue terminal y acabó con su vida. "Gracias a que él tuvo una pensión pública por la discapacidad que producía la enfermedad y que la Sanidad Pública pagó los tratamientos, mi madre se ha podido curar y podemos salir adelante sin tener deudas o haber tenido que hipotecar nuestro futuro", cuenta. "Mi padre trabajaba en mantenimiento en una fabrica y mi madre dependienta de una tienda. La Sanidad Pública permitió que pudieran acceder a los mejores tratamientos posibles sin grandes tiempos de espera. El sistema público de pensiones le ofreció a mi padre la discapacidad tan pronto como terminó su baja y con esa pensión pudimos mantener a la familia", añade.
En el caso de su padre, el intento de privatización de la Sanidad Pública a través de recortes afectó a su proceso final. "En el momento en el que se quedó paralítico, la única opción que nos dio la sanidad cántabra fue llevarlo a un centro privado religioso (Hospital de Santa Clotilde) con un servicio e instalaciones muy por debajo de la calidad a la que estábamos acostumbrado en lo público", narra. Y es que el Servicio cántabro de Salud estableció en el año 2003 un concierto con el hospital privado del que habla Oscar, destinando a pacientes de la pública a esa sanidad privada.
"Una enfermera que no era monja nos comentó que para el personal religioso lo principal eran los rezos, y después ya iban los pacientes. Incluso afirmó que, en algunos casos, dejaban de atender pacientes para ir a misa, y después ya se pasaban", cuenta Oscar. Es una vergüenza que desde entidades públicas, a través de los recortes para el beneficio de lo privado, se destinen pacientes a este tipo de centros hospitalarios. "Había monjas-enfermeras que dejaban el servicio para ir a misa y cuando llegamos nos visitó un director espiritual. Parecía del siglo pasado", añade.
Lo que le pasó a Oscar y a su familia no es más que otra consecuencia de lo que suponen las políticas de recortes de lo público como método de desgaste para la justificación de lo privado. "Todos tenemos derecho a una sanidad pública de calidad y a tener unos cuidados paliativos en los que te den una alternativa a estar en un centro privado religioso, es una cuestión de justicia social", defiende.
Y así termina mi conversación con Oscar. Y así una vez más se demuestra que el pago de impuestos por parte de los que más tienen no es un capricho, sino justicia social.
- Manuel Jiménez
Manuel es un joven catalán que trabajaba en un restaurante. "Era un restaurante con gente sin contrato, sin formación, sin controles de sanidad, con días laborales de hasta 16 horas, muchas prisas, mucho correr y poco espacio. Yo estaba cortando una piña, uno me empujó y me corté el dedo con intensidad. Pedí que llamaran a una ambulancia porque la sangre me salía a chorros. Ahí descubrí que no tenía contrato porque me habían engañado, así que no podía llamar a una ambulancia", cuenta.
Según Manuel, un compañero de trabajo tuvo que llevarle hasta el hospital, ya que los jefes se desentendieron porque no estaba dado de alta y se buscarían un lío. "Mientras estábamos en camino me llamó uno de los dueños, y en vez de preguntarme qué tal estaba se puso a comerme la cabeza para que no dijera nada de que había sido trabajando", comenta. "Acabaron operándome porque me había cortado todas las arterias, nervios y tendones del dedo. Después de la microcirugía estuve dos meses escayolado, seis meses de rehabilitación y hoy día casi tengo toda la sensibilidad recuperada", añade.
Lo que le pasó a Manuel suele pasar con frecuencia. Por suerte, en España la seguridad social te cubre no solo la operación de reconstrucción de partes del dedo que le tuvieron que hacer, sino que también cubre la rehabilitación que tuvo que realizar más adelante. Por desgracia, si le hubiera pasado en un país como EEUU donde no hay una Sanidad Pública como el modelo español, la cosa hubiera sido diferente. Recordemos que Manuel estaba trabajando sin contrato. En los EEUU (modelo de país que defienden algunos de estos youtubers que se fugan a Andorra, por cierto) la principal forma de acceder a cobertura sanitaria es a través del trabajo: la empresa te incluye en su plan y tanto el empleado como el empleador pagan una cuota mensual. Es decir, Manuel no tendría un seguro médico a través de su empresa porque no estaba dado de alta.
"¡No llamen a una ambulancia. Son 3.000 dólares, no puedo pagarlos!". Fue el grito de una mujer con la pierna atrapada en el metro de Boston
Como ejemplo de qué pasaría si Manuel viviera en los EEUU lo tenemos con el famoso caso de la persona que gritaba: "¡No llamen a una ambulancia. Son 3.000 dólares, no puedo pagarlos!". Fue el grito de una mujer con la pierna atrapada en el metro de Boston. Para empezar ya vemos el principal problema de que no haya Sanidad Pública: tienes que pagar de tu bolsillo directamente lo que cuesta la ambulancia. Encima, en EEUU, cuando un paciente llega a un hospital, por ley el equipo médico debe atenderle. El problema viene después, ya que una vez atendido el hospital te pasa la factura de todos los costes. Y es que en EEUU un 25% de la población no se puede permitir el tratamiento médico que necesita. Según Guido Maquiavelo, un especialista en optimización pre-operatorio, el coste de los servicios de la ambulancia y del hospital hacia la mujer en Boston podría haber costado entre 1.500 y 6.000 dólares.
Esto seguro recuerda a todos a la serie 'Breaking Bad', donde un padre de familia, profesor de química de los EEUU con un cáncer terminal, debe vender droga para poder costearse el seguro médico. La trama de la serie circula en torno a esa odisea de la venta de metanfetaminas para costear el tratamiento contra el cáncer. De haber sido un profesor de química español, francés o alemán, la serie habría durado un capítulo de cinco minutos. Básicamente porque la trama sería así: "Un profesor de química de la Universidad de Madrid contrae un cáncer terminal. La Sanidad Pública española se hace cargo del tratamiento, por lo que será gratuito gracias a la contribución del resto de la sociedad española a través de impuestos". Fin.
- Marta García
Marta vive en Cataluña. Hace seis años le diagnosticaron periodontitis, una enfermedad crónica hereditaria ligada a la diabetes. Consiste en la pérdida del hueso de las mandíbulas con su consecuente retracción de encías y pérdida de dientes. No tiene cura ni se puede frenar, solo se puede ir controlando con higiene adecuada y raspados periódicos y alguna intervención quirúrgica.
"Cuando me la diagnosticaron me dieron un presupuesto de unos 1200 euros para hacer el primer raspado. Como no los tenía y la seguridad social no lo cubre, no me lo hice", cuenta. Recordemos que la Sanidad Pública no cubre la mayoría de los gastos de la salud bucodental. Los costes de esta periodontisis no los cubre.
"5 años más tarde la situación era insostenible. Por suerte ya vivía en Barcelona, donde hay un hospital odontológico universitario donde los chavales hacen prácticas y es más barato, pero no gratis. Pero ya he perdido tanto hueso y tanta encía que con 30 años tengo la boca de una persona de 70. Y en un año me he tenido que dejar 1000 euros en el tratamiento", comenta.
El caso de Marta y la periodontitis que no cubre la Sanidad Pública podemos tomarlo como alerta de lo que supondría la privatización total de la Sanidad Pública; que no todos puedan pagarla. "No es una cuestión de estética, es una cuestión de salud básica ya que sin dientes, no se puede comer. Además la periodontitis afecta a la diabetes directamente, de manera que si una está descontrolada, descontrola a la otra y viceversa", añade.
Oscar, Manuel y Marta son solo tres de los más de doscientos mensajes que recibí por parte de personas afectadas por enfermedades graves en España curadas gracias a la pública o perjudicadas por la privada.
Decía José Martí que "el amor, madre, a la patria no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas; Es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca". Por eso, los supuestos patriotas del "a por ellos" en Cataluña que se envuelven en una bandera y ahora defienden a quienes desean no pagar impuestos, no son patriotas. Son siervos del que oprime. Pongan la casilla del youtuber en la declaración de la renta, pero estarán vendiendo a toda la clase trabajadora del supuesto país que adoran.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.