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Resistencia Pacífica de Ixquisis
Resistencia Pacífica de Ixquisis

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  • Los nadies
09.05.25

Ixquisis no se rinde: la voz de un pueblo que protege su tierra

  • Sonia Martín Carrascosa

En las montañas del norte de Guatemala, donde los ríos Pojom, Negro y Yalwitz confluyen, late el corazón de un movimiento que desafía la lógica del "desarrollo" impuesto. Ixquisis, una microrregión en San Mateo Ixtatán, Huehuetenango, se ha convertido en el epicentro de una resistencia que reivindica el derecho a decidir sobre el propio territorio.

"Para nosotras el río es sagrado", afirma una mujer de la comunidad, su voz cargada de una serenidad que contrasta con la violencia que ha azotado la región. "El agua es la vida". Esta frase, aparentemente simple, encierra la esencia de un conflicto que ha marcado la historia reciente de Ixquisis.

LA IMPOSICIÓN DE LAS HIDROELÉCTRICAS

Desde 2013, las comunidades indígenas Q'anjob'al, Chuj y Akateko han enfrentado la imposición de proyectos hidroeléctricos que amenazan su entorno natural y su propia existencia como pueblos. La empresa Energía y Renovación Holdings S.A (ERH) inició la construcción de tres represas -Pojom I, Pojom II y San Andrés- sin el consentimiento de las comunidades, violando flagrantemente su derecho a la consulta previa, libre e informada.

Desde 2013, las comunidades indígenas Q'anjob'al, Chuj y Akateko han enfrentado la imposición de proyectos hidroeléctricos que amenazan su entorno natural y su propia existencia como pueblos

El resultado ha sido devastador: ríos desviados, ecosistemas alterados y un tejido social fragmentado por la criminalización y el miedo. "Antes de que la empresa llegara, vivíamos en paz, con seguridad y confianza entre las comunidades", lamenta un defensor del territorio. La llegada de las hidroeléctricas no solo trajo maquinaria pesada, sino también una estela de violencia y persecución que se ha convertido en parte de la cotidianidad de Ixquisis.

Vista de la Comunidad El Platanar y Bella Linda, con Chiapas al fondo / Resistencia Pacífica de Ixquisis

LA RESISTENCIA PACÍFICA DE IXQUISIS

Frente a este panorama desolador, emergió la Resistencia Pacífica de Ixquisis (YichK'isis en lengua maya). En 2018, esta organización comunitaria dio un paso audaz: presentó una queja formal ante el Mecanismo Independiente de Consulta e Investigación (MICI) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una de las entidades financiadoras de los proyectos hidroeléctricos.

La respuesta llegó en 2021, cuando el informe del MICI reveló que el BID no había cumplido con sus propios estándares de diligencia debida. La recomendación fue contundente: retirar la inversión e implementar un plan de salida, acción y transición que minimizara los daños causados. Sin embargo, la justicia y la reparación siguen siendo una promesa incumplida para las comunidades de Ixquisis.

PERSECUCIÓN Y CRIMINALIZACIÓN

Un documental producido por las ONG Farmamundi y Protection International Mesoamérica recoge los testimonios de quienes viven esta resistencia. La voz de Sebastián Alonzo Juan ya sólo resuena en la memoria de su hijo, que, como otros, ha dejado de protestar a causa del miedo: su padre fue asesinado en 2017 durante una manifestación pacífica. "Se piensan que como somos indígenas nos pueden venir a manipular, a ofrecer dinero", dice un defensor en el documental. Pero la dignidad, esa, no se vende.

La Resistencia Pacífica de Ixquisis recibió el premio Front Line Defenders en 2018 / Resistencia Pacífica de Ixquisis

La defensa de Ixquisis no solo ha enfrentado la violencia física, sino también una campaña sistemática de desprestigio y criminalización. "Nos acusan de plagio, secuestro, amenazas, obstaculización de la justicia", denuncia Rigoberto Juárez, autoridad del Gobierno Ancestral Plurinacional. "Delitos que nunca ocurrieron, pero que sirven para encarcelarnos".

"Se piensan que como somos indígenas nos pueden venir a manipular, a ofrecer dinero"

Esta estrategia se extiende a las redes sociales y medios de comunicación, donde los defensores del territorio son etiquetados como terroristas y enemigos del desarrollo. Sin embargo, las comunidades de Ixquisis tienen claro su mensaje: "No es que no queramos desarrollo. Lo queremos, pero no de esta forma".

JUSTICIA AL REVÉS: GUATEMALA CONDENADA

Y mientras la resistencia de Ixquisis lucha por ser escuchada, un nuevo capítulo de esta historia ha generado indignación internacional. El 31 de marzo de 2025, el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (Ciadi), un tribunal del Banco Mundial, resolvió que el Estado de Guatemala debe pagar unos 64,5 millones de dólares a ERH. El motivo: no haber garantizado las condiciones para que la hidroeléctrica funcionara. El tribunal consideró que hubo ataques a maquinaria, destrucción de campamentos y falta de protección estatal, violando el "trato justo y equitativo" del tratado comercial con Panamá.

Pero la paradoja es más profunda. ERH es una empresa panameña sólo en el papel. Sus beneficiarios finales son los poderosos clanes empresariales guatemaltecos Castillo y Rodas. Usaron estructuras offshore para demandar a su propio Estado. Lo que ERH pedía inicialmente eran 146 millones; el tribunal lo redujo en un 20%, pero el fallo sienta un precedente inquietante. Además, Guatemala deberá pagar otros 3,93 millones de dólares en gastos legales, más intereses. Una parte del tribunal expresó una opinión disidente, revelando la controversia del caso.

¿QUIÉN PAGA EL "DESARROLLO"?

Este fallo no solo obliga al Estado a compensar a quienes han sido identificados como responsables de violaciones a derechos humanos y ambientales. También cuestiona el papel de los tratados de libre comercio y el sistema de arbitraje internacional que puede ser usado por élites locales para blindar sus negocios, incluso cuando estos chocan con derechos fundamentales.

Aunque la presión internacional logró paralizar los proyectos, las cicatrices en el territorio y en el alma de Ixquisis permanecen. Las comunidades siguen esperando que se cumplan todas las recomendaciones del MICI: la salida definitiva del BID, la reparación de los daños causados, la retirada de las infraestructuras abandonadas y, sobre todo, el respeto a su derecho a decidir sobre su territorio.

"Confío en que se va a hacer", afirma Anabella Sibrian, directora de Protection International Mesoamérica. "Eso le devolvería a la gente la esperanza". Mientras tanto, el pueblo de Ixquisis no olvida. Su resistencia fluye como los ríos que defienden: constante, rebelde, viva.

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