Hace apenas un año Inés Arrimadas criticaba la Huelga Feminista porque "muchas de sus reivindicaciones van en contra del capitalismo". Ya es historia que poco antes del paro de mujeres del 8M Ciudadanos declaró que no lo secundaría y que, aunque se pasaron los días previos demonizando esta convocatoria e intentando desactivarla, acudieron in extremis a las multitudinarias manifestaciones e incluso llegaron a atribuirse parte del éxito de la jornada. La misma Arrimadas que insistía en que “el feminismo no debe tener ideología”, nos sorprende presentando a las puertas de la siguiente huelga de mujeres un manifiesto de "feminismo liberal", que no es otra cosa que un intento de arrimar el ascua feminista a su sardina ideológica. Lo que le molestaba a Ciudadanos no es que el movimiento feminista respondiese a una ideología política, es que no estaba respondiendo a la suya.
La gran victoria de la pasada huelga del 8M fue señalar que el problema de la discriminación y violencia contra las mujeres no es fruto únicamente de la cultura machista dominante, sino también del sistema socioeconómico que la sostiene y reproduce. Las feministas llegamos (o volvimos a llegar) a la conclusión de que para erradicar las relaciones de dominio entre hombres y mujeres también es necesario transformar unas relaciones laborales y de producción que se establecen en términos de explotación e incluso esclavitud. Pusimos el dedo en la llaga de la división sexual del trabajo y en cómo el capitalismo rentabiliza al máximo la devaluación patriarcal de lo femenino, reservando a las mujeres las tareas peor pagadas o directamente no remuneradas.
Para erradicar las relaciones de dominio entre hombres y mujeres también es necesario transformar unas relaciones laborales y de producción que se establecen en términos de explotación e incluso esclavitud
El discurso de la Huelga Feminista fue radical y antisistema, y a pesar de todos los esfuerzos que el poder establecido hizo por desacreditarla, fue un auténtico éxito de masas. Millones de mujeres de todas las edades salieron a la calle a gritar sin complejos "Patriarcado y capital, alianza criminal". No es de extrañar que desde los brazos políticos del IBEX35 se pretenda rebobinar para devolver al movimiento feminista a donde estaba antes del gran punto de inflexión que supuso el 8 de marzo de 2018.
La respuesta inmediata desde parte del movimiento feminista a esta estrategia de Ciudadanos ha sido negar la existencia de algo como "feminismo liberal", casi un acto reflejo. Es normal. Se han atrevido a presentar como sus grandes medidas feministas la legalización de la prostitución y los vientres de alquiler, los dos principales mercados mundiales en los que se explota a las mujeres por ser mujeres. ¿Puede ser feminista que se plantee como medio de vida aceptable para las mujeres su renuncia por contrato a su autonomía sexual y reproductiva? Ciudadanos dice que sí, porque considera que la mujer debe ser libre de hacer lo que quiera, incluso de renunciar a su libertad a cambio de dinero. Lo contrario sería paternalismo y machismo, dicen. ¿No estarán proponiendo en realidad la monetización del paternalismo y el machismo?
Pero mal que nos pese el "feminismo liberal" existe, aunque tras ese eufemismo se esconde el "feminismo burgués" o "feminismo capitalista", que serían sus denominaciones honestas. Así como al capitalismo también intentan llamarle infructuosamente "economía de mercado" o "libertad de empresa" para ocultar a quién beneficia, quieren lograrlo también ahora poniendo a su idea de feminismo el confuso apellido de "liberal". Estoy convencida de que Inés Arrimadas sí quiere feminismo, que realmente lamenta los feminicidios y no le agrada que la cosifiquen y le resten valor a su liderazgo por el hecho de ser mujer. Pero quiere un feminismo para las suyas, que no contradiga los intereses de las de su clase. Quieren un feminismo que no las obligue a renunciar a todo lo que se puede adquirir teniendo el suficiente dinero, ya sea comprar un bebé y alquilar una mujer para externalizar el embarazo y el parto, ropa de marca cosida por niñas y mujeres que trabajan en talleres infrahumanos o esclavas domésticas que cuiden niños y ancianos sin siquiera cotizar.
Estoy convencida de que Inés Arrimadas sí quiere feminismo [...] Pero quiere un feminismo para las suyas, que no contradiga los intereses de las de su clase
El suyo es un feminismo para que unas pocas consigan la igualdad real con sus pares masculinos, a costa de explotar al resto de mujeres. Sí es feminismo, porque reclama la igualdad de la mujer con respecto al hombre, de cada mujer con respecto a cada hombre de su misma clase: las mujeres burguesas disfrutarán de los mismos privilegios que los hombres burgueses, mientras que las trabajadoras serán igual de explotadas que el resto de trabajadores. La cuestión clave no es si queremos feminismo o no lo queremos, sino para quién lo queremos. Si para unas cuantas, o para todas.
Sí, Ana Botín puede ser feminista facilitando crédito a iniciativas de mujeres empresarias mientras el Banco Santander desahucia a madres solteras. Sí, unas cuantas mujeres pueden romper los techos de cristal de empresas y gobiernos mientras otras, la mayoría de las veces migrantes y sin los mínimos derechos laborales y civiles, friegan los suelos de su casa o del edificio en el que trabajan. Sí, una mujer puede viajar por todo el mundo como diplomática mientras kellys anónimas limpian las habitaciones de los hoteles en los que se alojan a 4 euros la hora. Sí, se puede ser la primera presidenta del FMI y ordenar medidas económicas que condenen a la pobreza o al trabajo esclavo de las "maquilas" a las mujeres de los países de la periferia económica. Que no se quejen, al menos con el "feminismo liberal" tendrán la libertad de emigrar para prostituirse legalmente en Barcelona o Berlín o de parir para las mujeres ricas sin tener que abandonar su país de origen, si son indias o ucranianas les basta con mudarse a una granja para "gestantes".
Sin embargo, el "feminismo liberal" es contrario a la emancipación de toda la población femenina mundial. Si queremos la igualdad de todas las mujeres con todos los hombres, una sociedad justa para toda la humanidad, no la vamos a conseguir dentro del capitalismo. Tampoco la vamos a conseguir limitando el análisis a lo simbólico y a desenterrar las raíces patriarcales de las relaciones interpersonales de poder entre hombres y mujeres. Si no luchamos a la vez contra todas las divisiones sociales impuestas para justificar la instrumentalización de unos seres humanos por otros, que son las de clase, género y raza; todo feminismo será un feminismo excluyente y que acabará siendo absorbido por los intereses neoliberales e incluso colaborando activamente con ellos, como hace Inés Arrimadas con ese "feminismo de lo suyo".
Si queremos la igualdad de todas las mujeres con todos los hombres, una sociedad justa para toda la humanidad, no la vamos a conseguir dentro del capitalismo
El feminismo para todas tiene por fuerza que recuperar la lucha de clases e ir de la mano de la lucha antirracista y anticolonial, poner en el centro y a la misma altura la colectivización de la producción económica y de la reproducción social (cuidados, educación, sanidad..) y no olvidarse nunca de que las mujeres, sobre todo las pobres y racializadas, parten con la desventaja de tener que dejar de ser consideradas en sí mismas como medios de producción y alcanzar la categoría de personas con todos los derechos humanos y civiles. Este 8 de marzo no sólo tenemos un capitalismo que parar, sino otro modelo social y económico que empezar a construír, sin machismo pero también sin explotación laboral, sin destrucción de la naturaleza, sin invasiones imperialistas.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.